El mundo que conocemos sería muy diferente si no se hubiesen desarrollado vacunas. De hecho, el poderoso efecto de la vacunación lo hemos visto de cerca con la pandemia; desde 2020, el mundo entero se unió para ampliar de manera rápida el acceso a las vacunas contra la COVID-19, y el éxito de la inmunización les ha permitido a millones de personas volver al trabajo, colegio, universidad y a tener reuniones con familiares con los que perdieron contacto por meses.
No obstante, las coberturas de inmunización contra otras enfermedades prevenibles diferentes a la COVID-19 han disminuido notablemente durante la emergencia sanitaria debido al temor al contagio y a la desinformación y mitos sobre la efectividad de la inmunización.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de niños menores de 1 año con esquema de vacunación completo es el más bajo desde 2009; la cobertura global cayó de 8 a 83% solo en 2020 y, en el mismo año, 30 millones de niños no recibieron sus dosis de la vacuna contra Difteria, Tétanos y Tosferina.
Verdadero. En principio, las vacunas protegen a las personas inmunizadas, pero también a quienes los rodean. Cuando una persona es inmune puede actuar como una barrera para frenar y prevenir la transmisión a otras personas, una cualidad especialmente importante en el mundo hiperconectado y, pues estos patógenos podrían cruzar fronteras y causar epidemias, como lo demostró la COVID-19.
"Los esquemas de vacunación son solo para los niños"
Falso. Los bebés tienen un sistema inmunitario aún en desarrollo, y las vacunas son el método más seguro que existe para protegerlos de una docena de enfermedades potencialmente mortales, como la Tosferina, la Difteria, o el Tétanos.
Sin embargo, un gran número de vacunas están recomendadas para personas mayores. De hecho, según la OMS, la vacunación debe ser una acción para toda la vida, desde la niñez hasta la vejez, ya que los adultos tienden a ser cada día más vulnerables ante virus y bacterias que están en el ambiente y la inmunización es clave para un envejecimiento saludable. Las vacunas se recomiendan en adultos principalmente para reducir el riesgo de mortalidad y también para preservar la calidad de vida.